Esos consorcios del demonio

 Estamos inmersos en tratar de solucionar uno de los problemas más graves que esta ciudad ha tenido desde la instauración de la democracia y la puesta en marcha de los Ayuntamientos democráticos en nuestro país. Como los lectores habrán sabido por los medios de comunicación de esta ciudad, el próximo viernes día 22 de julio el Pleno del Ayuntamiento debatirá una propuesta negociada por el concejal Sr. Salvador de Foronda con tres entidades de crédito que son acreedoras del Consorcio del Desvío del Ferrocarril y por un montante de 167 millones de euros.

La posición del grupo municipal en el gobierno de la ciudad es que se asuma íntegramente esta deuda por parte del Ayuntamiento de la ciudad, es decir por todos los ciudadanos de Burgos. Para ello se propone el pago de 48 millones  de euros en 15 años (en “cómodas” anualidades de 3,6  millones de euros) y, si no se vendieran los terrenos liberados por el desvío del ferrocarril en esos 15 años, que el Ayuntamiento pague el resto de la deuda del consorcio, más los intereses devengados.

Así explicada la situación causa asombro que el actual Alcalde de la ciudad nos anime a pagar esas cantidades como si de “calderilla” se tratase y nos intente convencer de las bondades de la operación de refinanciación que nos presenta.

Pero es que, asumir esta negociación supone renunciar a la búsqueda de una solución mejor para el ayuntamiento de Burgos y cerrar en falso un capítulo oscuro de la gestión urbanística de esta ciudad.

Además, dicho convenio conlleva la asunción por escrito del sobrecosto de la obra  del desvío del ferrocarril, pendiente de cuantificar y avanza la solución para el pago de las deudas del otro consorcio ruinoso, el del polígono industrial de Villalonquéjar,  que sobrepasa los 100 millones de euros.

Allí por donde se alza nuestra mirada incrédula, sólo se perciben deudas millonarias e inexplicadas. Negocios ruinosos y silencio.

Porque la actuación del consorcio del desvío del ferrocarril es una desconocida para los ciudadanos burgaleses, y no sólo para ellos, sino también para gran parte de los actuales  ediles del Pleno del Ayuntamiento que han tenido una información escasa y muy limitada de las causas reales de esta deuda gigantesca.

Si este consorcio fuese una sociedad mercantil, los accionistas tendrían derecho a ser informados por el Consejo de Administración de las razones  por las cuales se ha generado esta enorme deuda y a pedir responsabilidades ante semejante actuación. Pero como el consorcio no es una entidad privada sino pública, los ciudadanos no son socios capitalistas, sino ciudadanos con derechos tales como el de la transparencia que les faculta para conocer los motivos de esta situación ruinosa.

No se puede pedir a los ciudadanos que paguen y callen; tienen el derecho de conocer, y en profundidad, las circunstancias acontecidas en relación con el consorcio del desvío del ferrocarril.

Lo que nuestro grupo municipal puede decirles a los burgaleses es que han existido, y existen, graves incumplimientos de la legislación estatal reguladora de los consorcios, en particular, y de las Administraciones Públicas en general.

Y desde un mero control de oportunidad, el resultado final del denominado “bulevar”, dista mucho de haberse convertido en una arteria fundamental de esta ciudad; ni tan siquiera, ha conseguido ser una arteria eficiente para el tráfico fluido de los vehículos.

Por todo ello, nuestro grupo municipal exigirá “transparencia” de todo lo realizado por este consorcio desde su creación, y exigirá a las Cajas de Ahorro que estuvieron en éste desde entonces, obteniendo importantes beneficios económicos, que ahora se sienten con la ciudad a solucionar este problema económico.

No es ser chantajista pedir a quien ha ganado dinero en una actividad pública, que se responsabilice de solucionar los entuertos que ha creado tal actividad. No sólo es Derecho, es Justicia.

En resumidas cuentas, esta ciudad debe asumir el reto de solucionar los graves problemas económicos derivados de estos consorcios, “del demonio”, y esta solución no pasa porque sean los ciudadanos de Burgos quienes paguen una fiesta a la que nunca han sido invitados y de la que, ni tan siquiera, han sido espectadores; quienes montaron la fiesta y la disfrutaron no pueden ahora ocultarse en velos y ropajes aparentemente jurídicos para pasar al fondo del telón.

Gloria Bañeres

Portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos